Mis raíces

Durante años, viví desde la autoexigencia

Nací en la selva peruana, en un entorno donde la naturaleza era libertad, pero también donde empecé a experimentar las primeras sensaciones de ausencia y abandono.

Fui una niña sensible, curiosa, y desde muy pequeña sentí que no encajaba del todo en los moldes de lo “esperado”.

Viví caídas físicas que reflejaron caídas emocionales tempranas: accidentes que sembraron la duda, el miedo y una sensación de no ser suficiente.

Durante años, viví desde la autoexigencia, buscando reconocimiento, validación, amor. Pero algo dentro de mí siempre supo que había otro camino.

El quiebre que me abrió

Mi proceso de sanación no comenzó en un aula ni en un retiro…

Comenzó en una noche oscura del alma, como suele suceder. Fue ahí donde me enfrenté a mi propia herida de abandono, a mi desconexión con el cuerpo, al dolor profundo de no saber cómo sostenerme emocionalmente. Descubrí que sanar no era tapar, era sentir. Y fue en ese viaje —a veces tierno, a veces brutal— donde empecé a reconstruirme.

Desde la respiración, el cuerpo, la presencia… fui recogiendo pedazos de mí y convirtiéndolos en medicina. Y esa medicina, hoy, la comparto con otras mujeres que, como yo, están buscando el camino de regreso a casa.

Lo que hago y para quién lo hago

Acompaño a mujeres que se sienten perdidas, rotas, ansiosas o desconectadas, y que ya están listas para dejar de sobrevivir y comenzar a habitarse

Trabajo desde la terapia somática, el breathwork, la sexualidad sagrada, la palabra honesta y la contención emocional.

No enseño desde la perfección, sino desde la experiencia. No te ofrezco fórmulas mágicas, sino procesos reales. Porque sé que cuando una mujer recuerda quién es, cambia su vida… y el mundo.

Mi propuesta no es rápida, ni superficial: es profunda, lenta y transformadora. Porque eso es lo que realmente sana.

Mi propósito hoy

Hoy entiendo que no vine a “sanar a otras”, vine a recordarte que tú puedes hacerlo.

Mi propósito es que transformes tu herida en poder, tu dolor en creatividad, tu sombra en expansión. Sueño con un mundo donde las mujeres vivan desde su autenticidad, se sostengan desde adentro y caminen con presencia, libres del disfraz de la perfección. Mi trabajo es mi devoción.

Es mi forma de honrar lo que alguna vez me dolió, y de sembrar luz donde antes hubo oscuridad. Si estás leyendo esto, quizás también estés lista. Bienvenida a este camino de vuelta a ti.

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